Podría empezar diciéndoles que Working Moms de Netflix es una comedia. Pero eso no sería justo. Envuelta en un aire de reality show, su primera temporada muestra la realidad de diferentes madres desde que el bebé nace hasta la hora volver al trabajo (o quedarse en su casa con su bebé)
Es muy fácil identificarse con la serie si eres madre. La culpa, la dicha, las dudas de dejar a tu bebé varias horas al día por obligación o como forma de escape o por la responsabilidad de ser cabeza de hogar, son todas situaciones en las que nos podemos reconocer en mayor o menor medida.
Continuar dándole a tu bebé leche materna, mientras haces malabares para extraértela sabiendo que llegarás tarde a una importante reunión o que la niñera o la abuela te interrumpan dicha reunión o ver como otras madres luchan con esa dicotomía mientras tu prefieres quedarte en casa y ya no trabajar fuera del hogar para dedicarte exclusivamente a tu bebé, lo que no significa que termines igual de cansada, es lo que encontrarás en esta serie.
Todas las historia conectan en un punto en común: Una vez a la semana, estas madres se reúnen en una especie de grupo de autoayuda para compartir alegrías y pesares y lo difícil que es intentar demostrar a sus jefes que siguen siendo igual de efectivas y responsables luego de tener un bebé.
Working Moms muestra como estas mujeres crean su grupo de contención, se dan ánimos para esas noches en vela con bebés con el sueño cambiado, pechos adoloridos y padres que complican más de lo que ayudan a travesar el puerperio. Pero principalmente, nos enseña que cada madre puede tomar una decisión diferente a la de otra y que se merece el mismo respeto. Porque cada madre es un mundo. Un mundo que merece ser contenido.
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