Poco antes de embarazarme de Sofía (2009 más o menos) recuerdo que vi una campaña de Unicef Argentina que me encantó. El lema era:
Sentite ridículo. Ridículo sería no hacerlo
Y el lema acompañaba estas imágenes:
También recuerdo la de una mamá bañada en spaghetti de la hija, pero por más que busqué, no la encontré.
Unicef sabe de lo que somos capaces los padres
Claro que los padres nos animamos a esto y a mucho más por nuestros hijos. Yo he ido a hacer actividad física con Sofía en su kinder, poco después del nacimiento de Maia y en las actividades en las que andábamos rodando por los pisos yo me sentía una ballena encallada pero ella estaba feliz porque su mamá hacía las cosas a la par de ella. Y eso es más que suficiente paga para mi.
Y lo volvería a hacer.
Pero volviendo a la campaña, hablaba de darle un buen comienzo a nuestros niños. Te cuento más:
En los primeros seis años de vida se deciden muchas cosas de manera definitiva para el ser humano. El trato amoroso, el estímulo a aprender por medio de la palabra y el juego, son esenciales para que cada niño y cada niña lleguen a los seis años de edad con el potencial íntegro para ser excelentes estudiantes y ciudadanos que tendrán todas sus capacidades para seguirse formando el resto de la vida.
Un buen comienzo de la vida es gozar de un entorno de cuidados, atención y seguridad que les permita sobrevivir y estar físicamente sanos, mentalmente alertas, emocionalmente seguros, socialmente competentes y con capacidad de aprender. Un buen comienzo en la vida, garantiza un buen futuro.
Durante la primera infancia el cerebro se forma a una velocidad que nunca volverá a repetirse. En los primeros 3 años de vida ocurre el 80% del desarrollo del cerebro y los siguientes dos años se desarrolla un 10 por ciento más, es decir que hasta los 5 años el cerebro humano se ha desarrollado en un 90%. Estos años son esenciales, los déficits en esta etapa de la vida pueden ser irreversibles e irrecuperables. Cada vez que la madre o el padre toca, habla y sonríe a su bebe, estimula su desarrollo.
Ofrecer a todos los niños y niñas el mejor comienzo en la vida también significa asegurarles una nutrición adecuada, un buen estado de salud, agua no contaminada y un entorno seguro que proteja al niño o niña de la violencia, los abusos, la explotación y la discriminación. Las relaciones humanas encierran la misma importancia que los alimentos que ingiera el niño, los sonidos que escucha y la luz que le permite ver.
Fotos | ADlatina
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