Siento como si estuviera escribiendo este post mientras transcurre el año de 1865 y veo como dan de azotes a mis hijas y a sus compañeras de clases.
Las autoridades del distrito escolar texano Three Rivers aprobó el controversial uso de castigos físicos como medida disciplinaria a los alumnos que infrinjan sus normas y cuyos padres acepten la aplicación de la medida. El voto fue unánime a favor del uso de una tabla, probablemente de madera, como castigo para los indisciplinados. «Los estudiantes recibirán un azote por su infracción cuando sean indisciplinados en la escuela», indicaron.
No, pues viva la normalidad.
El método está aprobado por la legislación estatal, cuya asociación de docentes define al castigo físico, en este caso los azotes, como «la deliberada inflicción de dolor físico mediante golpes, azotes, palmadas u otra fuerza física usada como forma de disciplina».
No obstante, la superintendente escolar del pueblo aclaró que la familia puede optar por no permitir tales medidas para sus hijos. «Si los padres no están cómodos con ella, es el fin de la discusión», declaró Mary Springs al portal Caller Times.
Lo malo del asunto es que aún siguen habiendo padres de familia que creen que el castigo físico es justo y necesario para no criar futuros criminales.
La propuesta había sido impulsada por el director de conducta de la escuela primaria de Three Rivers, Andrew Amaro, quien se mostró optimista en que tenga un efecto inmediato en el comportamiento y sea más efectivo que una suspensión. Amaro, recordó su propia infancia:
«Creo que funcionaba. Yo sabía que si me metía en problemas con un profesor y era irrespetuoso, cualquiera que sea la infracción, sería azotado por el director»
Con la decisión, Three Rivers se unió a otros 26 distritos tejanos que permiten el castigo físico, aunque todos requieren la aprobación de los padres. A nivel federal, 15 estados aceptan estas medidas disciplinarias.
Me niego a creer que haya padres que dejen que extraños incurran en el abuso físico -pegar es abuso- sobre sus hijos. Hay mil formas de disciplinar que no recurren a la violencia, mucho menos, al castigo físico. No puedo olvidar esa escuela que bajó el nivel de mal comportamiento ofreciendo yoga en vez de encerrarlos en un salón de detención y ya. Golpear a una criatura indefensa es el camino fácil y el más bajo de todos, por cierto.
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