Esta nota me hizo reflexionar. Gracias Sofie por compartirla
Desde la cotidianidad, en las pequeñas escenas que se protagonizan en el hogar es donde se definen los límites, inclusive, desde la más temprana edad.
Si el niño no desayuna huevos, pan y jugo, la mamá le ofrece galletas dulces o una colombina, como para que ‘al menos coma algo’.
Esta actitud es altamente peligrosa para la formación de los hijos. Es más, según los expertos, es el camino más seguro para que los niños se acostumbren a ser los que establecen las reglas en la casa y no los padres.
María Elena López, sicóloga de pareja y familia asegura que el primer paso que deben dar los adultos es entender que establecerles normas a los niños es “un acto de amor, porque los límites le indican hasta dónde llegar, el marco en el que debe moverse y la manera adecuada para desarrollarse con el medio”.
Ejemplo de ello es la rutina que debe establecerse con la alimentación. “Si no desayunas en 20 minutos, te recojo la comida y hasta las medias nueves puedes comer algo” y una de las claves del éxito en las normas es que se apliquen siempre, en todos los lugares, para que al niño se le conviertan en hábitos.
De lo contrario, el niño terminará por hacer lo que él quiere y espera que en todos los ambientes como el colegio, sea de la misma manera.
Lo más grave es que niños, profesores o familiares terminan por rechazar al caprichoso que siempre hace su voluntad y ante esta actitud, los pequeños pueden formarse con una baja autoestima.
Tiempo es amor
En la actualidad es muy difícil establecer rutinas cuando los niños viven en sistemas laxos, ambivalentes, en donde tienen confusión de normas, por la ausencia de los padres, que se ven obligados a cumplir sus jornadas laborales. Lo ideal es que la pareja en consenso establezca las normas, que deben ser exigidas además, por los cuidadores.
En medio de la jornada laboral, los padres deben emplear tiempo para llamar a sus hijos, mostrar interés en sus actividades y encontrar los mayores espacios que permitan compartir entre padres e hijos actividades, “porque ser padre requiere de tiempo. Los niños necesitan que estén pendientes de ellos, porque no hay nada más inspirador que un padre. Los adultos deben buscar un espacio para hablar con los niños, preguntarles por su estado de ánimo, sus gustos e intereses”, aconseja López.
Cómo lograrlo
* Desde los tres meses, por ejemplo, cuando el niño empieza a dormir mejor, los padres deben establecer rutinas en las que el niño se acueste a determinada hora.
Cuando empiezan a crecer, los adultos deben establecer las normas con claridad, decirles lo que esperan de ellos. Por ejemplo, la sicóloga María Helena López recomienda: “explicarles lo que se espera que hagan: te vas a levantar a esta hora, te arreglas, desayunas y a las ocho de la mañana vas a estar listo y vamos a trabajar en eso”.
Los gritos no ayudan en nada
* Jamás los grite y los regañe para lograr lo que usted busca.
Aunque después del llamado de atención es posible que logre el resultado esperado, en poco tiempo el niño vuelve a actuar de la manera menos adecuada.
* Motive al niño, no solo imponga prohibiciones.
Se puede emplear el método de puntos, en el que cada actividad o comportamiento adecuado sume uno que al final, puede cambiarse por un premio para el niño.
* Los padres, en general, no tienen orientación frente a qué tipo de sanciones establecer cuando el niño se salta los límites.
Los expertos aconsejan que cada actitud negativa tenga una consecuencia y la idea es que se le retiren privilegios.
Si el niño no hizo tareas por ver televisión, se le prohíbe ver alguno de sus programas preferidos, si no almuerza, no come postre.
No se le debe privar de sus derechos como la alimentación o la educación.
* Pero lo más importante es no equivocarse desde el principio. Generalmente, los padres lo hacen por un excesivo amor a sus hijos. Entonces los dejan actuar a libre albedrío sin saber que la crianza es asunto de equilibrio.
Por Juliana Rojas H.
UNIVISION
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