No dejó llorar a su bebe y le salvó la vida

Ayer revisaba mi Facebook y vi un link de Yolanda (yolizca, para las amigas) que me llamó la atención.

El link era a un post en ingles, y trataba sobre una mama primeriza que tenia a su bebe que lloraba y lloraba… y seguía llorando y gracias a practicar el porteo y colecho, le salvó la vida. si, así, literalmente, tal cual me leen.

Aquí, un fragmento del relato. El relato completo lo encuentran en el link que está hasta el final del post.

En febrero (07) luego de mi segunda cesárea, me entregaron a mi bebe, que emitía gritos indignados. Ella era la hija que tan desesperadamente deseaba. Una semana después de su nacimiento, un amigo me regaló una bandolera (rebozo) de anillas. Acurruqué a mi hija de poco más de 3 kilos y seguimos con nuestras vidas. Al cabo de dos semanas, la estaba usando constantemente.

Hacia la tarde, ella comenzó a llorar y a gritar desconsoladamente: arqueaba y sacudía las piernas, no aceptaba mi pecho, el chupón, mis brazos. La única cosa que callaba sus gritos era el rebozo. Mi bebé gritoncita comenzó a perder peso. La cargué -día tras día- con el rebozo.

Sucesivas visitas al médico no revelaban nada. Comenzó a lastimarme cuando la amamantaba y ambas gritábamos. Empecé a darle fórmula. Nueva visita al doctor, esta vez, por reflujo. Tenía intolerancia a la leche y retardo en el vaciamiento gástrico. Su aumento de peso era escaso, y los gritos aumentaban de volumen.

Las noches era largas, llenas de llantos. Llegué a quedarme sentada en el sofá con ella en su rebozo para no interrumpir su descanso. Todos comenzaron a decirme que la estaba echando a perder. Yo les dije «Esto es todo lo que funciona». Me dijeron que debía dejarla llorar, pero yo no tenía ningún deseo de abandonar a mi bebé en un cuarto oscuro a gritar su angustia. Mi responsabilidad para con ella no terminaba cuando la ponía a dormir.

A los seis meses, le rogué al médico para que la hospitalizara: yo sabía que algo estaba terriblemente mal. El pediatra estuvo de acuerdo. Hubo pinchazos, rayos X y alimentación forzada. Los gritos continuaban.

Un día antes del alta médica, el colega de mi pediatra me dijo que yo no estaba poniendo en el esfuerzo al darle de comer, ni para ponerle en otra habitación para dormir y deja que gritara. Le prohibí intervenir en el tratamiento de mi bebé.

Seguí llevando mi bebé en mi pecho a todos lados: a la ducha, al médico, al parque, a las reuniones de juego. La gente -de mala manera- me preguntó cómo iba a aprender a caminar si nunca le dejaba en el suelo. No les hice caso. Llevarla así detuvo los gritos.

Justo antes de su primer cumpleaños, ella desarrolló una fiebre alta y tos. La llevé a la sala de emergencia, todavía envuelta en mi rebozo. Esperamos 7 horas. Rayos X reveló que su corazón se había ampliado y nos ingresaron. Finalmente, tuvimos un diagnóstico.

Durante un ataque gritando particularmente memorable, una enfermera se volvió hacia mí llorando, y me entregó mi rebozo. Mi hija se calmó.

Ella tenía una insuficiencia cardíaca. Un defecto cardíaco poco frecuente y muy grave había causado ataques masivos al corazón. Las tasas de mortalidad eran del 90% en el primer año. Los gritos eran por su sufrimiento, acompañado de un dolor opresivo en el pecho.

En el pasillo, el cardiólogo se volvió hacia mí y me dijo en voz baja que era mi modo de crianza –el porteo constante– lo que le había permitido sobrevivir contra todo pronóstico, contra ese 90%.

Hoy en día, veo a mi hija jugar y correr, y reír. Viví la peor pesadilla de una madre… y ambas sobrevivimos. S

Actualmente, Mila tiene algo más de tres años y medio. La bebé que solía gritar se ha convertido en un niña en edad preescolar confidente y sobresaliente, gracias a la crianza en brazos.

Mirando hacia atrás, me sorprendo: mi rebozo nos salvó. Mila ya ha tenido dos cirugías cerebrales. Y una hermana pequeña! En cierto modo, el porteo nos ha permitido seguir adelante como una familia normal: mi bebé se merece a su mamá y Mila requiere mis manos para su atención. Y gracias al porteo, puedo dar a las niñas exactamente lo que necesitan!

Creo que si se tiene un poquitito de amor en el corazón, este post tiene que ayudar a que más gente se de cuenta que métodos como el de Estivill no puede funcionar, no sin dejar un gran huella de dolor en el bebé.. o en este caso, de haberse aplicado, la misma vida del bebé.

Para reflexionar…

Desde | Mamas Fierce