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Matilde Montoya: La primera médica de México

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En el México del siglo XIX, donde las mujeres eran excluidas de la educación superior, una joven llamada Matilde Montoya Lafragua (1859-1938) desafió todas las convenciones sociales para convertirse en la primera médica titulada del país. Su historia no es solo un hito médico, sino un testimonio de perseverancia frente a la discriminación de género.

La lucha de Matilde Montoya por educarse en medicina enfrentó prejuicios profundamente arraigados en la sociedad mexicana del siglo XIX. Cuando intentó inscribirse en la Escuela Nacional de Medicina en 1882, las autoridades académicas —todas hombres— rechazaron su solicitud argumentando que la presencia de mujeres en aulas con varones era «inmoral e impropia de su sexo». Incluso se cuestionó públicamente si las mujeres tenían «la capacidad intelectual para comprender materias científicas».

Una vocación temprana

Desde niña, Matilde mostró un interés excepcional por la medicina. A los 16 años ya era partera certificada, pero su ambición iba más allá: quería ser doctora. Sin embargo, al intentar ingresar a la Escuela Nacional de Medicina en 1882, fue rechazada por ser mujer. La universidad argumentó que su presencia «alteraría el orden moral».

El apoyo inesperado de Porfirio Díaz

Ante las puertas cerradas, Montoya no se rindió. Envió una carta al presidente Porfirio Díaz, quien, impresionado por su determinación, ordenó personalmente que se le permitiera estudiar. Así, en 1887, tras años de lucha y siendo vigilada incluso durante sus clases de anatomía (por prejuicios de «inmoralidad»), se graduó como médica cirujana.

El desafío de estudiar entre hombres

Al ingresar finalmente por intervención presidencial, Montoya fue sometida a condiciones humillantes:

– Debía sentarse separada de sus compañeros varones.

– En clases de anatomía, un edecán vigilaba que ningún hombre la mirara «con indecencia».

– Profesores como el Dr. Francisco Ortega se negaban a examinarla, considerando que una mujer no podía entender patologías «propias de hombres».

El estigma como partera

Aunque ya era partera certificada —oficio tradicionalmente femenino—, este título jugó en su contra:

Desprecio académico: Sus colegas médicos hombres menospreciaban sus conocimientos prácticos, tachando la partería de «arte empírico» no comparable con la «ciencia médica».

Doble discriminación: Si bien la partería era aceptada socialmente, al aspirar a ser médica, Montoya fue acusada de «querer invadir espacios masculinos». Un periódico de la época escribió: «¿Para qué quiere estudiar enfermedades si su lugar es atender partos?».

Conflictos profesionales: Al graduarse, algunos médicos se negaron a colaborar con ella, y pacientes desconfiaban de sus diagnósticos. Sin embargo, su experiencia como partera le dio herramientas únicas: fue pionera en combinar el conocimiento tradicional con la medicina científica, especialmente en cuidados prenatales.

Legado en la partería moderna

Aunque al principio la sociedad la rechazó (algunos pacientes cancelaban consultas al descubrir que su doctor era mujer), Montoya se especializó en ginecología y pediatría, atendiendo principalmente a mujeres pobres. Su caso sentó un precedente: para 1890, otras 24 mujeres ya estudiaban medicina en México.

Montoya demostró que la formación empírica de las parteras no era opuesta a la medicina, sino complementaria. Hoy, su historia resuena en las luchas por reconocer:

– El valor de los saberes femeninos históricamente marginados.

– La necesidad de integrar la partería profesionalizada en los sistemas de salud.

Hoy, su nombre figura en hospitales y becas, recordándonos que el acceso a la educación científica no debe tener barreras de género. Como ella misma decía: «La inteligencia no tiene sexo».

«Fui partera antes que médica, y eso me enseñó que el cuerpo no tiene secretos para quienes lo escuchan con respeto»

— frase atribuida a Matilde Montoya en sus memorias.

Matilde Montoya: La primera médica de México

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Viviana González -

Soy Viviana, mami de Sofia y de Maia. Dueñas las 3 de F, nuestro amor y rey de la casa. Doula, Social Media Mom & WAHM. Este blog está online de manera ininterrumpida desde 2005.

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