De este lado del mundo llegó el otoño y la época de lluvias no están demasiado lejos.
Con 3 personas en casa que usan uniformes 5 días, claro que es un tema que me preocupa. Lavar la ropa no es problema, pero el centrifugado no la seca por completo y en días de lluvia, toca hacer malabares para secarla.
Por eso, en ésta época priorizo el orden del lavado: siempre me preocupo primero por los uniformes y luego, por la ropa interior y calcetas. Ya en fin de semana lavo la ropa de diario, la que usamos para alguna actividad extraescolar, por ejemplo.
Agilizando el lavado
En estos días, uso un ciclo corto de lavado, suficiente para que la ropa que de limpia. El enjuague es aún más breve, suficiente para quitar el exceso de jabón y enseguida, centrifugarla y quitarle todo el exceso de agua.
Aunque esté lloviendo, trato de dejar que la ropa permanezca algún tiempo al aire libre. Así, maximizo la fragancia del enjuague. Si cae la tarde y la ropa sigue húmeda, ya la entro a casa y se queda en el lavadero, donde termina de secarse durante la noche y no toma feo olor.
Tips
– Teniendo menos tiempo de luz solar, no vas a querer perderlo quitando la mancha que produjo un artículo olvidado en un bolsillo. Revisa bien la ropa, separa por prioridad de lavado o color, y a lavar!
– Cuando vayas a tender las prendas limpias, tiéndelas de manera individual y no unida a otras prendas para ahorrar espacio y ganchos (broches). No olvides estirarla con una buena sacudida, para minimizar las arrugas y el tiempo de planchado.
– Si tienes calefactor u otra fuente de calor no pensada para secar las prendas, solo úsala en caso de emergencia, porque vas a condensar artificialmente la humedad, la cual luego se transformará en moho y eso no es sano para nadie, menos, para personas con alergia.
– En el último de los casos, un ventilador apuntando directamente a las prendas que aún permanece húmedas, ayuda bastante siempre y cuando permanezca así durante toda la noche.
Foto | Shutterstock
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