El faro de las orcas ya tiene casi un mes en el catálogo de Netflix y no solo es una película que les recomiendo: quiero que sepan el trasfondo de la historia que verán en sus pantallas -y aunque tiene varias licencias de autor- es maravilloso.
La historia se basa en su actividad como guardafauna de Beto Bubas, en la provincia de Chubut, en la Patagonia argentina. Él concentra sus estudios de investigación en las orcas, lo cual le trajo problemas por una ley existente del contacto directo humano-mamíferos marinos, en este caso, orcas.
Pero un medio importante nacional, comienza una especie de defensa y lo saca en su famosa revista dominical, a doble página y mostrándolo junto a las orcas, tocando su armónica. Esto lo ve Agustín, un chiquito sordomudo de 7 años, con conductas autistas, lo cual le impedía aprender el idioma gestual.
Lo dicho: Agustín ve la nota y de nunca comunicarse -ni intentarlo- le muestra la imagen de Beto a su mamá, muy conmovido e intentando articular sus primeras palabras. Esto motiva que los padres de Agustín comiencen a buscar a Beto, dado que si bien sabían en qué provincia estaba, hace 17 años atrás, el acceso era difícil por lo remoto y aislado del lugar.
La relación de Agustín con el entorno marítimo lo hace florecer. Solo pudo estar 3 días en la zona y no vio orcas, pero Beto detalla que su caballo era acariciado por Agustín y el caballo se calmaba notablemente. Agustín se acercaba a los lobos marinos y ellos no hacían nada por retirarse, no manifestaban temor por ese pequeño humano. Y el día que Agustín se tuvo que ir, Beto estaba triste porque no le había podido mostrar las orcas. Y en su medio lenguaje, Agustín le dijo que las orcas no habían venido porque habían tenido un bebé.
Al día siguiente, apareció la orca hembra con su cachorro. Agustín lo había percibido.
Agustín hoy tiene 24 años, es artista plástico, ya no tiene conductas autista, juega al fútbol, tiene novia… todas cosas que los padres ni siquiera podían ansiar para el futuro de su hijo.
Joaquín Furriel, actor argentino- se pone en la piel de Beto Bubas, cuenta el momento en especial en que le llegó este libreto: un accidente bastante grave jugando con su hija y un accidente cerebro vascular (ACV) regresando en un vuelo de Londres, luego de sus vacaciones.
El Faro de las Orcas es una oda a la esperanza, a que nada está perdido y que solo hay que encontrar ese faro, esa situación que haga la diferencia en nuestras vidas. En este caso, las orcas y el paisaje árido y ventoso de la Patagonia; los cuales ayudan a este triángulo a cambiar su perspectiva de vida.
Y a nosotros, nos enseña que el autismo no es siempre igual, que son niños con necesidades similares a las nuestras y que siempre se puede encontrar algo que los estimule y los ayude a seguir aprendiendo.
Ahora les comparto dos vídeos. Este es el primero, una entrevista en el programa argentino «Intrusos» de donde saqué mucha info para este post. La anécdota tragicómica de Furriel ejerciendo su paternidad a solas es IMPERDIBLE:
Y en este, solamente el verdadero Beto Bubas contando un poco sobre su vida y la relación con las orcas:
Fotos | Netflix
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