Hoy, estoy más insoportable que nunca. Están advertidas.
Hoy, revisando las calificaciones de su primer año en Secundaria, descubro que Maia logró un promedio de 9.6 a fuerza de buena conducta, tareas presentadas a tiempo y a puro pulmón.
Pero no solo es su excelencia académica lo que me llena de orgullo como madre. Maia es una niña empática, que ha tenido que comprobar en su primer año de secundaria lo traicioneras que pueden ser las personas que quería y que llamaba «amigas». Pero eso no le impidió seguir siendo una niña amable, generosa y solidaria. Su empatía y compasión son cualidades que admiro profundamente en ella, más allá de cualquier calificación.
A lo largo de los años, Maia ha enfrentado desafíos y obstáculos, pero nunca se ha dado por vencida. Su determinación y perseverancia más allá de cualquier cansancio y hastío la han llevado a superar cualquier dificultad que se le presente. Ha demostrado una fuerza interior asombrosa y una capacidad para resistir incluso en los momentos más difíciles.
Ustedes saben: Como madre, siempre he tratado de ser un apoyo constante, ser su coach personal, su porrista incondicional y estoy segura que vendrán más logros. Terminado su primer año, solo restan 2 años más de secundaria.
Mucha gente también está involucrada en este exitoso primer año: Familia, profesores, profesoras, prefectas, compañeras y mis amigas, que ella sí, son mis porristas personales. Mención especial para Isis y Claudia, mis faros en cualquier momento del año, no importa cuando lean esto. Sus palabras de aliento y apoyo han sido invaluables y han contribuido en un gran porcentaje a este éxito que hoy festejamos en familia.
En conclusión, hoy estoy aquí como una madre llena de gratitud y emoción para compartir con ustedes el logro sobresaliente de mi hija menor. Deseo que sus peques, de cualquier momento e instancia educativa, hayan finalizado exitosamente un nuevo año escolar.
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