Cuando los tiempos cambian. Para mal.
Hace unos días, mi vecina decidió transformar su casa en una mini tienda de abarrotes. Queda a solo 3 lotes del mío y aunque aún no está bien surtido, me saca de apuro con ingredientes de último momento.
Y en esos días, me faltó una lata de chicharos (arvejas) para mi menú. Estaba controlando la cocción así que no podía dejar todo y salir. Así que le pregunté a Sofía si se animaba a ir sola. Gritó un SI! tan fuerte que no dudo lo hayan escuchado todos los vecinos.
Para que entiendan su entusiasmo: Sofía no sale sola a la calle. No juega con sus amiguitas en la calle. Si quieren, las hago entrar al que sería nuestro estacionamiento y cierro la reja con candado. Ahí puede colorear, jugar con muñecas o gritarse un poco. Pero no, Sofi en la calle sola, ni de chiste.
Así que me quedé en la reja de entrada y vigilé como Sofi se iba caminando esos 10 pasos con las monedas en sus manos. Hizo la compra y regresó exultante por su gran aventura. Declaró estar feliz porque la dejé «ser grande» y me hizo prometer que cada vez que necesitara algo de la tiendita, ella sería la encargada de ir sola a comprarlo.
Se lo prometí con una sensación agridulce… mi hija crece y reclama independencia… yo, a su edad, caminaba 3 calles (300 metros de mi casa) para comprarle cigarros a mi papá (ay si, no se escandalicen) o iba a la papelería sola, a una distancia similar.
Mi mamá jamás se planteó un secuestro o algo similar es mis tiempos. La única recomendación era que no me demorara ni hablara con extraños. Y listo.
Y en 4to de primaria, mi escuela esta a 10 calles de la mía y las últimas 4 las hacía sobre la avenida más transitada. Claro, no me tocaba cruzarla, pero ahí iba yo… todo un año. Me pasó algo? Jamás!
La semana pasada, llegó de vacaciones una ex compañera de secundaria, a la cual no veía desde hacía 20 años (ay, lo escribo y no lo creo) las dos familias nos fuimos de paseo y casi ocupamos un camión! Eramos 10 y en lo que Leo pagó los pasajes, el resto nos acomodamos donde pudimos. Sofi quedó a 3 asientos de mi y viajó sola. Otra vez, exultante porque hizo 4 kilómetros en camión, sentada sola. Se sentía en la gloria, definitivamente.
Me da mucho pesar saber que Sofi jamás tendrá esas experiencias hasta llegar a una edad más adulta. Este es un ejemplo de como los tiempos cambian… para mal.
Es triste pensar en todo eso, yo viví la misma experiencia que tu, caminaba la misma distancia, iba a donde quiera en mi pueblito y no pasa nada… Sigo viviendo en pueblo, no ciudad, y no soy capaz de mandar a mi niña de 12 a la tienda que esta al salir de mi condominio, los grandes (22) (20) hasta que no quedo opcion y tuvieron que salir, aun asi cuando toca andar en camioneta me quedo orando para que no les suceda nada. Y asi ha sido gracias a Dios! Estoy de acuerdo, las cosas han cambiado para mal. Que mal! 🙁
Ni más ni menos Clau.
Cierto, yo fui y vine caminando a la primaria con mi hermano pequeño desde los 7 años y pensar que mi Emma no lo vivirá 🙁
No, porque no creo q las cosas mejoren :'(
Hola Viviana.. Me has hecho recordar, cuando mis niños estaban pequeños y les encantaba ir a la tienda a comprar, leche, dulces, lo que hiciera falta, y nunca les paso nada gracias a Dios. Hoy en este mundo tan revuelto que vivimos es mejor tomar precauciones. Me imagino la felicidad que sintio Sofi, de sentirse util y grande. Buen articulo. Saludos!
Si, es feliz cada vez que repite la experiencia.
(suspiro) cuanta razón tienes, los tiempos han cambiado, me gustaría tener la seguridad que nuestras madres tenían antes y espero que vengan tiempos mejores.
Te felicito por darle un poco de independencia.
Uy, recuerdo la primera vez que me dejaron ir sola a la tienda, mi papá iba escondido atrás de mi jajaja. Es triste ver que no podemos premiar a nuestros hijos con la debida independencia que necesitan conforme crecen, el mundo no está para eso.
Pero bendita tienda a 10 pasos :), Sofi es una bella.
Si, esa tienda de la historia no duró mucho, pero ella fue increíblemente feliz.