La quinta clase del curso de Formación en Primera Infancia y Crianza habló sobre el «Ciclo Vital de la Familia» y por detenerme en varios tecnicismos, me retrasé. Pero la clase quedó comprendida, que es lo que me piden y lo que me auto exijo.
La Epistemología Sistémica nos ayuda a pensar a la familia como un sistema abierto. La familia regula y modula sus interacciones mediante procesos comunicativos.
La familia se sostiene en una suerte de juego entre homeostasis (equilibrio) y transformación (cambio). Este tiene que ser un interjuego dinámico, cuanto más flexible es la familia menos traumático será el proceso de cambio.
El crecimiento de una familia está dado por poder pasar de una etapa a la otra sin que se produzcan síntomas. Podríamos decir que es cambiar con los cambios.
Para la terapia sistémica el síntoma es el modo que tiene la familia para lograr la supervivencia y así, restablecer el equilibrio.
La terapia sistémica no va a considerar enferma a la persona que presenta el síntoma, sino a la familia misma. Es una manifestación que alerta sobre una disfunción o constituye en sí la disfunción del sistema. Estos síntomas pueden aparecer en subsistemas o en el sistema total, por ejemplo: problemas en algún miembro que pueden ser hasta somáticos o problemas generales definidos por el propio sistema tales como “falta de comunicación”.
Lo que sigue, son los diferentes Ciclos de vida de la familia, con los problemas que puede presentar cada ciclo.
GALANTEO:
En la adolescencia se aprende a “galantear” y cuanto más tarde se viva este proceso de galanteo, más al margen se mantendrá de la red social.
Problemas:
Si la etapa no es asumida con la debida madurez, pueden dar lugar a embarazos no deseados y a temprana edad.
INICIO DEL MATRIMONIO:
Etapa de crecimiento y construcción del vínculo amoroso, con la elaboración de acuerdos para la convivencia de la pareja.
La pareja vive un proceso de adaptación mutuo, para crear una sola dinámica familiar y una nueva historia en común.
Problemas:
En este periodo pueden darse distintos inconvenientes. Entre ellos, que la nueva pareja no logre acuerdos en cuanto a la convivencia.
NACIMIENTO DE LOS HIJOS:
Cuando nace un hijo, la vida de la pareja cambia rotundamente. Deben lograr un nuevo aprendizaje respecto a la dinámica y funcionamiento de la vida familiar, con sus nuevos roles y funciones.
Los primeros años de vida del niño requiere mucho trabajo y dedicación, generándose expectativas, temores y fantasías en torno a la crianza.
En el periodo de socialización del niño, donde aprende a diferenciar lo aceptable de lo inaceptable.
La tarea en esta etapa es enseñar, educar con distintos valores al niño, enseñarle a manejar sus impulsos y aceptar algunas normas establecidas dentro del grupo y fuera del mismo.
Problemas:
Parto y postparto son etapas de grandes cambios y profundas huellas en la mujer. Debería estar acompañada por su pareja u otro adulto para ser contenida y pasar por esas etapas con la menor cantidad posible de sensaciones negativas.
Hoy en día, se sabe que el hombre también atraviesa por una depresión postparto junto a la mujer, salvo que en su caso, el hombre puede llegar a sentirse desplazado por la llegada del nuevo miembro al grupo familiar.
El tiempo “invertido” en los hijos puede llegar a generar algún tipo de conflicto en la pareja.
PERIODO INTERMEDIO:
Aquí, la relación matrimonial aquí pasó a ser más profunda, han superado algunos conflicto y ya tiene una relación estable con el resto de la familia y su círculo de amigos. Cada miembro de la pareja atraviesa un ciclo vital más individual.
Problemas:
Como los hijos de la pareja empieza a atravesar la época de la adolescencia, sus padres no logran aceptar el crecimiento biológico y –por ende- el desarrollo sexual de los hijos.
La etapa puede volverse más conflictiva porque la crisis de la adolescencia muchas veces coincide con la edad media por la que pasan los padres.
DESTETE DE LOS PADRES:
Los hijos dejan el hogar y la pareja se encuentra nuevamente sola, pudiendo ser vivido ello como reencuentro, intimidad o como amenaza (el conocido “síndrome del nido vacío”). Resta esperar el momento de “convertirse en abuelos”, situación que favorece a un hijo menor (si existiera) dado que la atención paterna se traslada del hijo menor al nieto.
Problemas:
La mujer que hizo de la crianza el centro y único motivo de existencia, puede caer en una depresión o en una situación de chantaje para impedir que los hijos dejen “su nido”.
La pareja puede encontrarse desorientada en su propia relación, al no tener a los hijos entre ambos, lo cual puede llevar a conflictos que se habían superado al inicio de la vida en común.
EL RETIRO DE LA VIDA ACTIVA:
Todo se reduce a la pareja: una pareja fuera de la actividad laboral, envejecida y con hijos que son totalmente independientes.
No todo es negativo en esta etapa: el otrora “nido vacío” puede verse compensado con la llegada de nueras, yernos y nietos, conformándose una nueva gran familia. Este encuentro entre las 3 generaciones puede redundar en una acogida solidaria de los abuelos, por parte d elos hijos propios y políticos.
Problemas:
Como los padres ya no representan ni autoridad ni son proveedores, pasan a ser dependientes de los hijos, lo cual puede generar conflicto en ambas partes.
El esposo se jubilado puede invadir el espacio de la mujer. Es necesario delimitar espacios en donde cada uno actúe sin interferir en las actividades y costumbres del otro.
El no aceptar esa jubilación o retiro, influye en la autoestima del involucrado, perjudicando la visión que tiene de si mismo.
Hola tocaya! Queria preguntarte que te parece el curso en esta modalidad porque me gustaria inscribirme y tengo dudas, mas que nada al hacer una inversion y que sea medio pelo, como decimos en AR ;).
Agradeceria tu opinión. Saludos!
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