Hace varios años dejé mi país de nacimiento junto a Sofía y emprendí un nuevo camino en mi vida. Fue una decisión difícil, pero sabía que era la mejor opción para mí, para ella y para nuestro futuro. Al principio, extrañaba todo lo que dejé atrás: mi rutina, mis amigos, mi pequeñito hogar y mi cultura. Extrañaba las comidas que crecí comiendo, las calles, que caminaba día a día, las tradiciones que siempre celebrábamos y los lugares que solía visitar.
Pero poco a poco, comencé a adaptarme a mi nueva vida. Aprendí a conjugar verbos de otra manera, a hacer nuevos amigos y a encontrar nuevas cosas que me gustaban. Aprendí a celebrar mis cumpleaños de otra manera y a otro calendario escolar para mis hijas. Descubrí una cultura diferente y me enamoré de ella. Corrección: Me enamoré PERDIDAMENTE de una cultura diferente. Aprendí a valorar las diferencias y a apreciar las similitudes entre mi cultura y la nueva.
Aunque mi nuevo hogar se ha convertido en parte de mi identidad, nunca olvidaré de dónde vengo y siempre llevaré mi cultura y mis raíces conmigo. A pesar de la distancia, mantengo una conexión cercana con la realidad de mi país de origen. No he podido regresar y no es algo que tenga en planes. Al menos, hasta que Sofía sea mayor de edad.
Pero Leo quiere conocer, Maia tiene curiosidad y algún día, iremos.
Dejar mi país de nacimiento fue una experiencia difícil pero enriquecedora. Me enseñó a ser más tolerante, más comprensiva y más abierta a nuevas experiencias. Hoy en día, estoy agradecida por la oportunidad de haber vivido esta aventura y de haber descubierto un mundo nuevo. Para mí y para Sofía.
Y no hay mucho más para agregar, salvo que hoy, Sofía y yo nos compraremos un mini pastelito y celebraremos nuestro noveno cumpleaños en Cancún!
Sin duda alguna vives en un paradisiaco lugar! Acompañada del amor, y alegrias, de tu familia. Felicidades! Un abrazo!