El jueves, Maia se fue a la cama sabiendo que el viernes despertaría con 5 años. Y que le celebraríamos su cumpleaños en el Kinder.
Maia, aún se me escapa decirte bebé aunque me corrijas y me digas soy pequeña como te enseñaron a decir en el Kinder. Para tu próximo cumpleaños, ya serás una niña grande, una niña de primaria. Te digo algo? No importa que tengas 48 años, siempre serás mi bebé.
La misma bebé que se diferenciaba a solo minutos de nacer, porque era la única bebé que intentaba zafarse de la mantita con la que había sido envuelta en la nursery.
Te vimos y te vemos crecer día a día y ver como vas moldeando tu personalidad, es fascinante.
Y esas frases domingueras!
Di que si mami, di que si! mientras junta sus manitas y me mira ansiosa
Esto es imposible!
La verdad es que no lo sé
Morimos de ternura de solo escucharla. Y nos sorprende ver lo agradecida que resultó ser.
El jueves a la noche, mi suegros le sirvieron su cena favorita y le compraron un pastelito. Maia no dejó de decir lo mucho que le gustaba su pastel, su cumpleaños, todo! Y el regalo de los abuelitos, también (conjunto de playera y pantaloncito de My Little Pony)
El viernes se levantó plena de emoción, eligió un juguete para llevar la Kinder (como cada viernes) y prometimos verla enseguida, al mediodía, para llevar su pastel y piñata.
Y allí lo festejamos, sus amiguitos se divirtieron mucho y la llenaron de regalitos.
Y a la tarde salimos de viajecito… pero eso es para otro post.
Maia, ya tienes 5 años!
Me siento muy orgullosa de ser tu mamá. De tus avances, de tus descubrimientos y de lo feliz que te declaras ser cada vez que te lo pregunto.
Amo como transcribes en script y cursiva, como te esfuerzas por no salirte de la línea y del orgullo que se dibuja en tu cara cuando te felicito.
Amo que me sirvas un te o un café «de juegos» y preguntarme si quiero azúcar o no. Y cuando sirves esos pasteles imaginarios, es la gloria misma.
Gracias por llegar a mi vida.
Te amo.
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