Clase 3: Desarrollo emocional del niño

Este fue el tema de la tercer clase del curso de Formación en Primera Infancia y Crianza. A medida que avanza el curso, clase tras clase, me voy convenciendo de lo que somos los padres en la vida de nuestros hijos y que somos capaces (con o sin intención) de torcerles la existencia desde el principio…

El desarrollo emocional en los niños es una herramienta sumamente importante para su posterior desenvolvimiento en la sociedad y con sus pares, a lo largo de toda su vida.

El desarrollo emocional dependerá de muchos aspectos, algunos de los cuales son innatos y/o visibles en el nacimiento. Otros sólo aparecen después de algún tiempo.

Los aspectos condicionantes se derivan de tres ámbitos: biológico, medio afectivo facilitador y circunstancias vitales.

Según Winnicott un ambiente facilitador del desarrollo emocional es aquel que “le brinda al niño la oportunidad de evolucionar de un modo personal acorde con su proceso madurativo”. La madre o a sus sustitutos en los primeros meses de vida, a la pareja de padres más adelante y, finalmente, a todo el entorno familiar y cultural que rodea al bebé.
Pero para que realmente cumpla con su función, el ambiente facilitador debe ser continuo, estable y proporcionar manejo personalizado.

Winnicott acuña el concepto de “madre suficientemente buena” o sea, aquella que tiene disponibilidad absoluta para satisfacer las necesidades básicas del bebe, vale decir, construye una madre ideal que sabe responder a todo lo que el bebé. Para el bebé, esta disponibilidad total de su madre le da sentido y orden a sus días.

Una madre que trabaja, deberá recurrir a un cuidador primario o figura “maternante” para que la auxilie en el cuidado y desarrollo de su hijo, teniendo la constante tarea de que esa figura ajena cree vínculos con el bebé.

Ejemplos de estabilidad ambiental:
1- Figura paterna o materna que se ocupan de las necesidades del bebé,
2- Rutinas establecidas para comer, jugar, higienizarse y dormir,
3- Cuidadores o figuras maternantes que sean estables y no varíen,
4- Ambiente en armonía y que lo estimule en su desarrollo.

Ejemplos de inestabilidad ambiental:
1- Padres ausente e ignorantes de las necesidades básicas de su hijo,
2- Faltas de rutinas y por consecuencia, estabilidad en su día a día,
3- Cuidadores que rotan constantemente, algo bastante común en guarderías,
4- Falta de una figura de apego.

Se denomina deprivación al Impacto de la falta de cuidados necesarios en la salud mental de los niños. El autor lo usa para referirse a los efectos catastróficos que tiene en los niños la falta de las condiciones y cuidados esenciales en la infancia, por ejemplo, el autor destaca que un infante que sufra esta deprivación será incapaz de iniciar la maduración del yo, o bien el desarrollo del yo quedará necesariamente distorsionado en ciertos aspectos vitalmente importantes.

Un bebé que inicia su vida bajo la atención cariñosa y atenta de su madre. Si esta atención se ve interrumpida, el niño tendrá consecuencias futuras a nivel psíquico.

Los padres disfuncionales son aquellos que no sabrán o no podrán atender ni anticiparse a las necesidades de su bebé. Esto hace que el bebé lo perciba como una “amenaza” pero la termina incorporando como algo natural y cotidiano, provocando un trauma en su “Yo”. Aquí, el autor empieza a hablar de “deprivación afectiva”.

Una vez instauradas esas experiencias traumáticas, la constitución de su aparato psíquico se verán afectadas, lo cual conllevará a que sea un niño con diferencias entre su edad cronológica y su maduración cognitiva y emocional. Aparecerán problemas de adaptación, de aprendizaje, y una general inadaptación social.

A nivel físico emocional estos niños no sabrán expresar algún dolor o enfermedad, serán incapaces de expresar sentimientos y emociones y no serán capaces de confiar en sus propias capacidades.