Antes de desarrollar el post sobre mis impresiones personales para el ciclo escolar a través del 2021, quisiera recordarle que nuestro ciclo escolar (aquí en México) va de Agosto al mes de Junio/Julio del año siguiente. Me ha llevado años (y por momentos, aún me cuesta) superar mi cuadratura mental, porque en el hemisferio sur, cursamos con el año calendario, generalmente de marzo a inicios de diciembre.
¿A que voy con esto? a que, cuando iniciamos el receso de Semana Santa anticipado, por el inicio de la pandemia, allá por el 19 de marzo de 2020, estaban por iniciar el tercer y último trimestre, así que gran parte del año escolar, estaba hecho.
Pero en el hemisferio sur, pudieron hacer 1 semana ó 2 de clases y todo el resto del curso escolar lo llevaron en casa. Aquí en México nos tocó seguir con clases hasta el 5 de junio, cuando se precipitó el cierre del ciclo escolar. Y cuando se reinició, en agosto, seguimos encerrados.
El panorama para el 11 de enero, cuando regresemos a clases luego del receso de Navidad, indica que la gran mayoría de los alumnos mexicanos seguirán desde casa sus clases. Son sólo 3 los estados de la República que tienen semáforo verde que permite el regreso a clases, aunque ya sabemos que esto tampoco sería obligatorio: Podemos optar por un sistema híbrido y seguir con las lecciones desde el hogar.
Y el panorama no se ve mejor a pesar de esto. Es muy probable que terminemos el ciclo escolar 2021 en cerrados en casa, tal como pasó en muchos sitios del hemisferio sur.
Y mi opinión muy personal es: ESTÁ BIEN. No hay forma de que obliguemos a maestros, personal directivo y de ordenanza a que se presenten en un ambiente potencialmente peligroso. Recordemos que las criaturas son una fuente de propagación del virus. Y así como a ninguno de nosotros nos gustaría ser forzados a caminar por un hospital con enfermos de Covid, tampoco nos gustaría estar frente a un grupo o a medio grupo de alumnos, sin saber de qué lado te pega el virus.
Definitivamente, que mi hija sepa convertir 24 gramos a decigramos no es tan valioso como la salud de su maestra o compañeros. O la suya propia. Yo sé que a mucha gente ya no le importa lo educativo, sólo quieren enviar hijos a la escuela. Y yo quiero recordarle que un año escolar aprobado no sirve de nada en el más allá.
Y no, no me malinterpreten: Yo también quisiera a mi hija en su ámbito escolar. Ella extraña horrores a sus compañeros, su salón, su maestra. Pero sabemos que volver a la escuela no es una opción para nuestra familia, aunque regresen las clases presenciales. Si, aunque regresen las clases presenciales, y teniendo en cuenta que apenas apareciera el primer caso, se cerraría la escuela, optaríamos por no enviarla ese primer mes.
Además, regresar, ¿a qué? ¿A tomar clases sólo con la mitad de su salón, a no poder jugar pegada a sus amigas, a arriesgarse con otras criaturas que vienen de familias no responsables y que se pasan la semana entre la plaza, el cine, el parque, la playa? No, de verdad que nosotros queremos ser la excepción, y apartarnos de todo eso.
Ya con Sofía es otra historia. Lo suyo ya es educación media superior y (quiero pensar!!!!) que ella ya puede ser más responsable y cuidadosa.
Sí, probablemente, mis hijas están adquiriendo menos conocimientos en casa que en su salón de clases.
Sí, están perdiendo/ya perdieron experiencias maravillosas (Sofía perdió su egreso de la secundaria y festejarlo con amigas)
Sí, en algún momento, pagarán las consecuencias de todo esto, en mayor o en menor medida.
Pero ellas, yo, la familia completa ha aprendido que podemos vivir relativamente aislados, que tenemos salud, un techo propio, comida al alcance de la mano.
Han aprendido que a otras generaciones les tocó hambruna, guerras, otras pestes, separaciones, y a nosotros nos toca vivir y aprender de este aislamiento por Covid-19.
Y han aprendido que hay que agradecer que no hemos perdido ni a familia ni amigos por esta epidemia, porque lo más importante es cuidarse como lo estamos haciendo. Que esto es un trabajo en conjunto y que nadie se salva sólo.
Creo que aquí, al menos, hemos ganado más que lo que hemos perdido. Y eso agradeceremos siempre.
La próxima vez que el tema escolar te pique y pique el cerebro y te haga pensar cualquier cosa, mejor piensa que una criatura en casa, es una criatura sana. Mejor eso a que esté expuesta a una sucesión de personas y decisiones irresponsables.
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