Febrero nos encontró en la ciudad de monterrey, en el estado mexicano de Nuevo León. Íbamos con la expectativa de mostrarle a las niñas las montañas de cerca, dado que los picos y cerros que se ven en ciudad de México están lejos o los vemos desde el avión solamente.
Lo primero que busqué al llegar, fue el Cerro de la Silla. La tarde regiomontana estaba un poco nublada y luchábamos por distinguirlo, pero allí estaba. Las niñas estaban fascinadas mirando todo y viendo las montañas tan cerca. Luego de toda su vida en Cancún y acostumbradas al paisaje caribeño, las montañas eran tremendas cosas dignas de admirar.
El Cerro de la Silla es una montaña que forma parte del sistema de estribaciones de la Sierra Madre Oriental y constituye un icono de la ciudad de Monterrey y un símbolo para los regiomontanos.
Fue nombrado así por Alberto del Canto debido a su semejanza con la silla ecuestre. Alberto del Canto fue un explorador portugués, yerno de don Diego de Montemayor y fundador de varias ciudades, entre ellas Saltillo (Cohauila)
Y no puedes escapar de él. Camino a la Cascada Cola de Caballo, de regreso y aún alejándonos para llegar a las Grutas de García, el cerro está ahí: erguido, orgulloso y vigilante.
Nuestro guía de turismo nos contó que hay excursiones para principiantes, que llegan hasta la cima del cerro en unas 4 horas. Me encantaría poder hacerlo, pero sé que no tengo la voluntad ni el estado físico necesario.
Tengo más de Monterrey para mostrarles y así decidan visitarlo próximamente en familia.
Los cuatro regresamos a Cancún con ganas de volver pronto a Monterrey, para seguir recorriendo su Parque Fundidora y otros puntos de interés que nos quedaron pendientes.
Imagen | A panoramic view of an iconic mountain in Monterrey por Jorge Isaac MC
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